lunes, 29 de septiembre de 2008

Gragea Turquesa

La primera vez que se vieron ella dibujó una luna con papeles arrugados. El no fue capaz de incinerar esa luna ni ninguna otra. Sólo se destruye lo propio. De lo ajeno, quedan las cenizas.

2 comentarios:

Andru dijo...

Para leer y releer. Tiene música propia...y qué bueno que queden cenizas para que el viento les de formas nuevas.

Crispín dijo...

Es tan cierto que no necesita una sola palabra más para erizarte los brazos.