miércoles, 13 de agosto de 2008

Gragea violeta

Su sistema de emociones la dejaban a menudo a la intemperie. El estruendo de su risa era tan poderoso como devastador. Una ínfima sensación podía provocarle un llanto callado y persistente que duraba semanas y a veces meses. Sin respuestas ante la magnitud de las expresiones, un estudiante de medicina concluyó en que para ella, el llanto y la risa eran la misma cosa.

2 comentarios:

Coni Salgado dijo...

que buen texto Sabri! buenísimo!
cuanto hace que no se de vos, espero que estes re bien!
besos
Coni

Crispín dijo...

Los sentimientos tienen ese fluir, que hace que a veces los confundamos, los mezclemos. Cada emoción se las tiene que arreglar con los mismos músculos de la cara para expresarse. Qué bueno que en tu caso, además, te valgas de las letras para darte completa.