miércoles, 27 de febrero de 2008

De paraísos y celuloides

"Behind the curtain, in the pantomime" (“The show must go on”, Queen)

Una lágrima que enciende la pantalla. Queremos alargar el brazo para tocar la mejilla, prestarle nuestro abrigo, esperar en la mesa del café. Pero no nos necesita. Abre la puerta, avanza por las calles de una ciudad polvorienta e inundada de afiches, llega a la esquina de un bar y mira el reloj. Vuelve a rodar la lágrima y no nos espera.
Otras veces se inicia con una sonrisa, y la queremos copiar, guardar, estirar para que se transforme en carcajada y se quede con nosotros. Muchas veces nos hace cerrar los ojos muy fuerte para que la memoria no se guarde la sangre, y otras, queremos abrirlos más grandes para llenarnos de mares, montañas nevadas, hamacas, primaveras, segundos de luna…
Nuestro mundo se abre al salir de la sala, el suyo, al entrar por la pantalla. Y es el mismo mundo.

3 comentarios:

Andru dijo...

El cine nunca mejor definido. Y es así de irremplazable.
Me encantó como incluiste tanto sentimiento con tanta síntesis

Crispín dijo...

Es la primera vez que te leo narrando en plural, y me gusta mucho el efecto que lográs de esa forma.

Adri dijo...

Guau, Sabri! Qué buena imagen me pintaste en la cabeza! Me encantó la síntesis y sutileza para definir un sentimiento tan común a todos y tan imperceptible como cuando estamos en un cine. Y me encantó tu blog! Vamos, Sabri! Expresése como Ud sabe!!!
Lo mejor.
La Medici